Un buen día, hace muy poco, encontré un pájaro que fue echado de su nido. Sentí lástima honestamente, me decidí a acogerlo en mi hogar. Conseguí rápidamente una caja de cartón e inmediatamente lo metí ahí de manera que se cubriera de la lluvia próxima. Durante todo el camino, me dediqué a meditar sobre el porqué de tal suceso mientras me apresuraba para que mi compañero y yo no nos mojáramos demasiado.
Intenté darle alimento, hacer que su “nuevo nido” fuera tan acogedor como su viejo hogar, procuré ponerlo en un lugar seguro y en donde pudiera vigilarlo.
Al día siguiente, sin más o menos, el que era mi nuevo compañero de andanzas se despidió de una vida cruel que disfrazada de instinto y naturaleza cobró su estadía en este mundo. Me sentí triste, era inevitable pues puse gran parte de mi empeño por mantenerlo a salvo, pero como muchos de nosotros sabemos si hay algo igual de impredecible que la vida es la muerte. Le di un sepulcro como era debido a pesar de no ser de actos religiosos le rendí respeto y pedí que como fuera estuviera bien.
De regresó a mi hogar comencé a divagar y nació este escrito, el cual puede parecer confuso pero si se esfuerza estoy más que seguro que lo puede entender. Este escrito va dedicado a aquellos pájaros en jaulas de cristal, a los perros encadenados por correas de terciopelo, a los leones sometidos como reyes, a la inocencia limitada por muros de algodón.
Podré ser visto como un utopista entre un montón de locos que sólo se han dedicado a soñar, lo admito puede que sea cierto o quizá lo sea, pero mientras tenga alas para seguir volando no tendré miedo de las miradas ajenas.
Existen tantos paradigmas como mitos o leyendas de la imaginación, pero de lo que estoy seguro es de que nosotros mismos y nadie más ha generado tal ridículo y absurdo que, sin miedo de ser rechazado, repudio absolutamente. No veo límites para la imaginación, ni para la mía ni para la de nadie puesto que somos criaturas hechas para imaginar. Yo quisiera pedirles un favor, si no es mucha molestia abran la jaula de cristal para que el ave vuele, desencadenen al perro, dejen libre al león, rompan el muro que impide que la imaginación corra.
Puede sonar descabellado, pero eso no me preocupa, cuando la imaginación es libre es por qué nosotros como seres también lo somos, podrán decir que siempre han sido libres, que no siguen ninguna regla, que viven al máximo, pero ¿alguno de ustedes ha pensado realmente si son libres?, ¿si ese realmente es una afirmación severa en la que no habrá prórroga? Con el mayor respeto que todos ustedes merecen, lamento informarles que la libertad se ha vuelto una visión más que algún hijo de perra les ha vendido, y para colmo una visión errónea, creer que realizar los actos sin meditación alguna es libertad no es más que drogarse con la estúpida visión de que el que no vive “al máximo” no es libre.
Si cree que es muy severo lo que estoy diciendo y sin sentido, puede detenerse en este momento y acudir a la página de internet más cercana y endrogarse con algo que en vez de encerrar a su imaginación en una jaula la encerrará en la caverna más pérfida del subconsciente humano, me refiero ni más ni menos que al miedo y la ignorancia.
Me atrevo a decir que hemos limitado nuestra imaginación, expandir lo que nos hace humano puede ser considerado ahora como un crimen, como algo imperdonable, como un absurdo acto impúdico que se opone a las ridículas concepciones de quien ya se ha sometido a lo que los demás han dicho, no lamento apegarme a ellos, pero lo cierto es que aquellos que viven sumidos en el yugo de alguien más son los que menos problemas se buscan, pero a final de cuentas quien es libre se opone a tan ridículas estratagemas con un ideal muy bien sustentado y sobre todo con los argumentos y el intelecto que le valen para resistir.
Quisiera relatarles una utopía, un sueño que puede que sea inalcanzable, pero como alguien puedo decirlo si lo sueñas es porque es posible.
Me refiero a cuando nosotros mismos y nadie más rompa las cadenas que nos limitan, sería hermosos ciertamente, la imaginación nos daría para acabar con el miedo, en vez de quejarnos daríamos más soluciones que críticas destructivas, las noches serían más bellas no por el hecho de verlas sino por el hecho de sentirlas, los sueños ya no serían sueños sino realidades, la imaginación sería el sueño mismo, desaparecería la originalidad y aparecería de nuevo la verdadera identidad del ser y me refiero a ser auténticos.
El amor dejaría de ser un dilema y pasaría a ser lo que nos da vida sin pros ni contras, sin sexo o infidelidades, sin tabúes, sin críticas, sin modelos, sin género sería lo que más se anhela, el simple y puro amor.
Aquél que disfruta de la destrucción por placer lo seguiría haciendo, pero bajo la afortunada premisa de que para destruir habrá que crear primero y crear es una hermosa forma de destruir…
El león encadenado, el ave prisionera, el perro domesticado o el hombre limitado, no hay diferencia alguna las cadenas son las mismas. El ave libre, el león libre, el perro libre, el hombre que imagina no hay diferencia alguna…
Sueña libre corazón, imagina, vive de por medio por siempre y para siempre, somos las aves, el fuego, el agua, el perro, la flor, somos lo que somos, imaginación pura el ente que corre libre mientras no lo encerremos, la esencia del aire, el alma del amor…
Y como siempre de la imaginación se vuelve a soñar…
Así como el ave pereció en la caja, tan fría, cutre, tan artificial nosotros corremos el riesgo de morir también, mientras imaginemos el miedo no existe y sobre todo nosotros y la vida será para siempre… sueñen libres… vivan libres… realmente libres.
Joseph A. Lara Rodríguez "Le Corps"
No hay comentarios:
Publicar un comentario