martes, 20 de septiembre de 2011

La intrínseca sutileza del odio...

Nauseabundo, irritante y molesto así es cuando en uno mismo se forjan los candados de la soledad, gritan los hombres y sueltan risas de elevado volumen ¿qué es tan gracioso?....
Si una persona cae desprevenida cuando se levanta mira las manos de su propia sombra sujetándole los tobillos ¡Maldita sea! exclamará pero no se da cuenta que más allá de la caída hay posibles heridas causadas por la pesadez de él mismo.
Así es cuando de la nada oyes la voz más agradable del mundo y al dia siguiente sólo escuchas el silencio, la voz se apagó y ahora se burla de tí en silencio, maldita sea tu voz, maldita sea tu existencia, maldita sea mi sombra que al suelo que me hiciste me obliga a sujetarme...


Joseph A. Lara Rodríguez "Le Corps"

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